UNA SOLA PLAZA
Hace dos meses aproximadamente, cuando asistía a la Eucaristía que se celebraba en la catedral de la Almudena, leí por primera vez la estampa que narra parte de la vida de Amparo Portilla, y que incluye una oración para la devoción privada. Por aquellas fechas me encontraba en proceso de selección para la provisión de una plaza en una administración pública. La selección era difícil puesto que se trataba de una sola plaza. Durante un tiempo estuve rezando para que, a través de Amparo Portilla, me fuera concedido el favor.
Transcurrido el tiempo se me comunicó que yo era el seleccionado de entre los candidatos, para el puesto a cubrir. Por ello doy gracias a Dios, que quiere glorificarla.
UN FUNCIONARIO
Madrid, 03/2002